Soy funcionaria. Me encanta decirlo porque es una presentación que provoca en la gente todo tipo de reacciones. Caras de odio, miradas de envidia... Me creeréis o no, pero yo hago mi trabajo como si estuviera en una oficina normal. Soy consciente de mis privilegios (estabilidad, cumplimiento de horarios...). Pero no desayuno dos veces, os lo aseguro. Una de las desventajas de los funcionarios es la "reasignación de efectivos". Empiezo el curso asignada a una nueva unidad con una media de edad, digámosolo así, elevada. De momento, casi no me dirigen la palabra. Me ven como una intrusa que les va a obligar a usar esas nuevas teconologías que tanto odian. Y en cierto modo... así es. Para que os hagáis una idea, una de estas personas tiene un post it pegado en la pantalla con los pasos a seguir para adjuntar un archivo en un mail.
Como no puedo hablar con ellos, he decidido compartir con todos vosotros (que todavía no sois ninguno, claro) mis pequeñas reflexiones. Esas cosas que (se me) ocurren.
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