Desde hace un tiempo estoy reviviendo sensaciones que hacía mucho que no sentía y que me están haciendo sentir feliz y nostálgica a la vez. Mi pequeñito tiene ahora un año y medio y hace unas semanas le compré su primer libro de colorear con una caja de rotuladores.
Rotuladores. Creo que no había vuelto a colorear con rotuladores desde que tenía 12 años. Sí, sí, colorear. No sirven los edding que utilizábamos en la universidad para subrayar. Hablo de la sensación de colorear un dibujo con un rotulador. No sé si soy un poco ñoña o tuve una infancia muy feliz, pero volver a hacerlo, encima con mi hijo, fue algo sencillamente mágico.
Es una sensación parecida a la que sientes cuando vuelves a ver los dibujos de los cuentos de siempre, esas historias con buenos muy buenos que siempre ganan a los malos. O te tiras en el suelo para hacer un puzzle. Pequeños momentos muy especiales.
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